Día 10: En ridículo

Foto: Sky Sports

Uno tiene que andar cuidándose de lo que twitea. Porque un día publicás algo y después, trácate, sucede lo contrario, tirando todo por la borda. Por suerte, y más allá de algunas cuentas (políticas, en general), no hay medios específicos que recopilen presagios fallidos, opiniones luego cambiadas, etcétera, que hayan sucedido en publicaciones de 140 caracteres.



Después del batacazo de Japón, del triunfo de Samoa, y antes del estreno de Escocia, que en la teoría se encontraba en baja respecto a los Springboks y a los samoanos, había publicado:

"Pregunto: peco de descabellado si pienso que Japón y Samoa son los que clasifiquen en su grupo, superando a Escocia y Sudáfrica?"

Hoy, una semana después, el tweet sigue estando. Pero las cosas fueron al contrario de lo que yo esperaba. Primero se dio el duelo entre Japón y Escocia, en donde, tras dar pelea en la primera mitad, los orientales se desmoronaron en el complemento. Pero el fin de semana terminé de quedar en ridículo.

El sábado, los sudafricanos volvían a salir a la cancha frente a Samoa, el mejor de los seleccionados del Pacífico, y quien creía en la previa como uno de los dos clasificados de la zona, junto con los Boks. Pero, con sed de desquite, los dirigidos por Heyneke Meyer tuvieron una actuación que disipó cualquier duda. Fue un 46-6 que encima trajo consigo el punto bonus por marcar cuatro o más tries, algo que habían hecho contra Japón, por lo que eso, sumado a que habían perdido por menos de 7 en Brighton, motivó que estuviesen liderando transitoriamente con 7 unidades, de las cuales 3 fueron bonificaciones.

Sabiendo esto, Escocia saltó al campo de juego para enfrentarse a los Estados Unidos. Fue un encuentro con un trámite similar a lo ocurrido el miércoles contra los Cherry Blossoms: un primer tiempo complicado, en el que incluso llegaron a perder por 6 a 13 y un complemento en donde pudieron resolver el "cubo de rubik" con cinco tries anotados en esos últimos 40 minutos, para poner el 39-16 final.

Algunos dicen que los periodistas somos los únicos invictos. Pero no. Todos tenemos nuestras derrotas, algunas más dolorosas que otras. No está mal admitir que Sudáfrica y Escocia me terminaron dejando en ridículo.