domingo, 27 de septiembre de 2015

Día 9 (escrito en Día 10): Huevos de Dragón

Los galeses, celebrando el triunfo contra los ingleses (Foto: Daily Telegraph)
Pocos equipos tuvieron que lidiar tanto con las adversidades como Gales. Tanto en las semanas previas como en los 80 minutos de su partido contra Inglaterra. La "maldición de los lesionados" arrancó en la victoria en el amistoso contra Italia. Y encima por partida doble, con dos anchos de espada. Primero fue el medio scrum Rhys Webb, quien se rompió los ligamentos del tobillo. Pero luego llegó lo peor: Leigh Halfpenny, uno de los mejores fullbacks del mundo y además encargado de las patadas a los palos, se rompió los ligamentos cruzados. 

Aquel partido fue el último preparatorio previo al Mundial. Solamente restaba dejar atrás esos pésimos recuerdos y enfocarse para lo que se venía. La primera escala parecía sencilla: Uruguay, el más débil del "Grupo de la Muerte". De hecho, terminó siendo goleada por 54-9. Cory Allen fue la figura con tres tries anotados. Pero terminó saliendo en los diarios no por ello, sino porque sufrió una lesión en los isquiotibiales que también lo sacó de competencia. 

Esta vez el contexto posterior era otro. Le tocaba la "final anticipada" contra Gales, y encima en Twickenham, a diferencia del encuentro anterior, que fue en el Millennium. Una situación difícil que le tocaba vivir al equipo de Warren Gatland, el entrenador más exitoso en los últimos 20 años del seleccionado escarlata.

El inicio más allá de ser parejo (dos penales por lado) tuvo un momento de zozobra cuando Johnny May anotó un try que puso 10 arriba a los de la Rosa Tudor, considerando la conversión posterior y un drop anterior del amor platónico de mi hermana, Owen Farrell. Igualmente, un penal de Dan Biggar, quien se hizo cargo de los kicks a los postes tras la salida de Halfpenny, puso las cosas 16-9 al entretiempo. 

Más allá de que en el marcador prosiguió el "palo por palo", con los penales de Farrell y Biggar, a Gales se le reapareció el fantasma de las lesiones. Duante la primera mitad del complemento, se lastimaron el wing Hallan Amos (dislocación de hombro), el centro Scott Williams (tobillo) y el fullback Liam Williams. Al término del partido, Gatland admitió que se están quedando sin jugadores.

Uno de los cuentos de autoayuda que más me leyeron cuando era chico era el de las ranas que fueron a parar a un barril de crema. Ninguna de las dos que estaban allí podían salir de ese recipiente con ese espeso líquido. Si bien su compañera se rindió, la otra siguió nadando hasta que, cuando la crema se hizo manteca, logró escapar y volver a su hogar.

Gales fue esa rana que, aún con la crema más espesa de todas, y por más bajas que tuviesen, continuaron nadando allí esperando la solidificación. Todo empezó a tomar forma en el minuto 70, cuando Gareth Davies, quien tomó la 9 de Webb, llegó antes que nadie para atrapar el kick de Lloyd Williams (medio scrum, que tuvo que ser wing "improvisado" tras la salida de Amos) y apoyar bajo los palos. Biggar no tuvo complicaciones para acertar y empatar. Lo difícil para el 10 vendría después, con un penal recto, pero desde media cancha. Pero confirmando su 100% de efectividad, volvió a meterla entre los largueros.

Inglaterra, aún con la notoria merma en su nivel, iba por la victoria. Incluso prefirieron el line para el try del triunfo, en vez de un penal para empatar. Pero los rojos sabían que esta era su noche. No tardaron demasiado en recuperarla y que Biggar mandase la pelota fuera del terreno cuando sonó la chicharra final.

Gales ganó con todo en contra. Con juego, pero por sobre todas las cosas, con huevos de dragón.

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